Cambiar los paradigmas para poder identificar las oportunidades en un nuevo escenario global cada vez más competitivo y en el que ya no hay lugar para la equivocación, es uno los desafíos que hoy encara la columna vertebral de la economía en nuestro país: las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MiPyMEs).
“En México hay alrededor de 6.3 millones de empresas, de ellas, 94% son micro, y un 5% son pequeñas y medianas empresas, pero todas ellas enfrentan este reto de cómo adaptarse a esta época de más competencia, donde no hay tantas oportunidades y el mercado es más estrecho”, señaló Janitzio Piña Ferreira, director de la firma Práctica Pyme.
El nivel de complejidad puede parecer alto, más no imposible. Aceptar que es necesario cambiar o modificar procesos no es tarea sencilla para ninguna empresa, mucho menos cuando se cree que las cosas se están haciendo bien; sin embargo, una visión empresarial requiere de
aceptar la realidad, de invertir tiempo para reflexionar, estudiar, pero sobre todo de tomar la decisión para hacer cambios.
Pero, ¿cómo lograrlo? El especialista compartió que, como todo proceso, el inicio está en saber identificar, con certeza y sin dejarse llevar por la intuición de la empresa, qué es aquello que alenta su crecimiento o les impide tener estabilidad, y para llegar a ello es fundamental hacer un diagnóstico a detalle.
“Si nosotros les preguntamos a los empresarios cuál es el problema, regularmente nos contestan que es de bajas ventas y, efectivamente, todos quisiéramos vender más; sin embargo, con el diagnóstico nos damos cuenta si el producto no está siendo atractivo, de que no están encontrando el nicho de mercado adecuado o quizá la problemática pueda ser de los procesos, que no son eficientes”.
Una vez identificado el problema, compartió que el proceso de mejora en las MiPyMEs recae en saber cómo estabilizarse tomando en cuenta los desafíos a los que se está enfrentando, y trabajar en cómo solucionar las cosas para seguir activo en el mercado, para posteriormente ir a la acción.
“Después viene una etapa de reconversión, es decir, las empresas tienen que cambiar sus procesos. Cómo me convierto, cómo hago un cambio en los proceso o producto para responder a las necesidades del mercado. Una empresa hoy en día no puede vivir o pretender vivir con procesos antiguos”.
Y como un último eslabón, dijo, vendrá la etapa de acelerar los procesos para mejorar los resultados que generen un impacto en el corto plazo, en un tiempo menor que no permita que este proceso se convierta en una agonía en búsqueda de resultados.
“A corto plazo son meses o semanas porque el estrés que están viviendo las MiPyMEs es muy grande, y muchas de ellas no van a soportar un periodo largo de espera a mejores resultados”.
Para el especialista, la mayor ventaja que hoy en día tienen las MiPyMEs es apalancarse de herramientas que les permitan seguir creciendo y llegar a nuevos mercados, de encontrar canales y estrategias que fortalezcan la cadena de valor de las industrias.
“Los clientes están cambiando su for- ma de consumir, de comprar. Tenemos que pensar cómo adapto mi negocio a la realidad y no pensar que la nueva realidad se adapte a la situación del negocio, eso ya no va a pasar”.