Responde a un estilo neoclásico y despierta tremendos suspiros entre los que saben admirar la belleza de un verdadero tesoro histórico. La corona que protagoniza estas páginas, así como el cetro que le acompaña, representan los símbolos de la monarquía española. A lo largo del tiempo, las coronas han estado presentes en momentos sumamente importantes para diferentes culturas y naciones.
Regularmente concebidas con un aro, en el pasado éstas llegaron a ser de flores, ramas o metal, para rodear la cabeza a manera de adorno, insignia honorífica o bien, para quienes nacieron como parte de una familia real. Hoy en día y a diferencia de otras monarquías, como la que existe en el Reino Unido, el máximo mandatario real no la porta. En lugar de una coronación robusta, la ceremonia se resume en una proclamación más sencilla pero igualmente emocionante para el mundo entero.
Por ejemplo, así como sucedió con su padre Juan Carlos I, en 1975, Felipe VI no llevó la corona sobre su cabeza durante la jornada en la que fue nombrado rey de España durante el 2014; ésta se mantuvo sobre un cojín color granate y bordado en oro que si bien llamó la atención por su elegancia, también por sostener dos joyas que en pocas ocasiones pueden contemplarse.
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