Joyas de CDMX: Un viaje hacia el pasado

por adminjoyam

Recordar el pasado tiene relevancia en la memoria cultural de nuestro presente. El curso de la historia cultural y arquitectónica de la Ciudad de México da gran valor al desarrollo de una industria en el corazón del Centro Histórico más grande y emblemático de América Latina. En él, hoy se concentran tesoros culturales y joyas arquitectónicas que albergaron las joyerías más importante del país.

El Centro Histórico de la Ciudad de México es uno de los principales destinos turísticos en el mundo. En un cuadrante que abarca 668 manzanas, el Centro Histórico es una ventana hacia la arquitectura, la historia de las épocas prehispánica, colonial, independiente y moderna de nuestro país, manifestadas en sus más de mil 500 edificios, entre museos, tiendas, galerías, y monumentos históricos.

Inaugurada por Porfirio Díaz en 1892, La Esmeralda Hauser, Zivy & Co, era reconocida como la boutique de joyería más lujosa e importante del país. Ubicada en las calles de Isabel La Católica y Francisco I. Madero, la empresa tenía a la venta joyería con piedras preciosas, así como selectas obras de arte, relojes y cajas de música. Su belleza arquitectónica la protagoniza su fachada con elementos neoclásicos, algunos toques del barroco francés y en el interior el estilo art nouveau; una obra que fue construida por los arquitectos Eleuterio Méndez y Francisco Serrano.

Sin embargo, La Esmeralda tuvo varios cambios en su uso en el siglo XX, dejando de ser joyería para convertirse a finales de la década de los años 60 en oficina de gobierno, después sucursal bancaria y en algún momento fue la discoteca “La Opulencia”. Hoy, el edificio La Esmeralda es el Museo del Estanquillo donde habitan obras del escritor y periodista Carlos Monsiváis.

Además de caracterizarse por el enorme reloj antiguo en su fachada, la joyería La Princesa (situada primero en la calle Bolívar, y después en Tacuba, esquina con calle Brasil) era conocida como la casa de los diamantes a principios del siglo XX, cuando la familia Cacho empieza el negocio de joyería y relojería La Princesa en 1921.

De acuerdo con Luis Ramón Carazo, profesor del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), quien en su columna en El Universal, publicada en diciembre de 2019, cuenta la historia que guarda este edificio histórico, señala que La Princesa destacó frente a sus competidores por su venta por catálogo, siendo una de las pioneras y teniendo fuerte presencia a nivel nacional. Comparte que el nombre La Princesa fue puesto por su fundador como guiño a su entonces novia.

En la esquina de 16 de Septiembre y Palma, a finales de los años 40, la joyería Palais Royal se distinguió por su piezas selectas de joyería con influencia parisina. Su arquitectura con influencia francesa, destacaba por su llamativa mansarda estilo barroco. Aunque este inmueble aún se conserva, son distintos los giros comerciales que han habitado esta joya arquitectónica que habitó durante muchos años la firma de joyería Palais Royal.

Ubicada en la legendaria calle de Madero, una de las más antiguas en la Ciudad de México que, incluso se cree que se mandó a construir por Hernán Cortés durante la época de la Conquista para que sirviera como una vía de escape en caso de una rebelión indígena, la joyería La Duquesa se catalogó durante los años 20 como una de las joyerías más importantes del país. Actualmente, el recinto donde habitó esta joya se encuentra casi intacto, han pasado varios giros comerciales a lo largo de la historia.

Ubicado en la esquina de Motolinía y Madero, La Violeta fue inaugurada durante el siglo 19, distinguiéndose por ser un un edificio especializado en la venta de joyería fina y relojería en la Ciudad de México. Al igual que las grandes joyerías como La Duquesa, La Esmeralda, a esta acudían personas de clase alta, provenientes de distintas partes de México, a comprar joyas y cristalería para sus casas.

En el corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México, en la esquina de las calles 16 de Septiembre y Madero, el antiguo Portal de Mercaderes fue la transformación física del mercado tradicional indígena al concepto de plaza mercado con la llegada de los españoles. Su construcción comenzó entre 1527 y 1532, instalándose las primeras tiendas de venta de ropa, relojes y joyería. El 14 de septiembre de 1988, se inauguró el Centro Joyero Zócalo reconocido por los numerosos comercios especializados en joyería fina.

 

 

 

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