Por Saúl Rubio
“Mi propuesta la veo como una mezcla de emociones y sentimientos. La podría definir como arte pop mexicano”, con esa clara visión, Claudio Limón abre su corazón para definir el vibrante universo creativo que ha construido desde los 17 años. Hoy, 20 décadas después, este joven mexicano continúa imparable en un camino donde su trabajo en las artes plásticas seduce diferentes ciudades, audiencias e industrias. “Ha sido un viaje muy divertido, de mucho aprendizaje, crecimiento personal y profesional. Retos y pruebas, definitivamente el mejor viaje de mi vida”, detalla.
Se podría decir que la aventura comenzó siendo niño, cuando pintaba sus primeras ideas. Años más tarde su talento lo llevó a formarse en la Universidad de Guadalajara al estudiar Diseño Gráfico, así como a vivir dos episodios clave para forjar experiencia: Cuatro años de trabajo en la reconocida agencia Vértice y una estancia en Nueva York por dos años. Al echar un vistazo al portafolio de Claudio Limón, se descubre infinidad de entregas en múltiples áreas. El artista tiene sus favoritas.
Mi colección de autorretratos ‘Hay días que yo no soy yo’ en el que estuve pintando un autorretrato durante todo un año, fue un proyecto de mucho crecimiento personal que me ayudó a conocer otra parte de mi. El segundo proyecto fue la intervención que hice en La Casa de las Artes de Arandas, donde logramos reunir 70 voluntarios y 30 patrocinadores para pintar la casa completa de colores y formas, un proyecto en el cual el resultado fue impactante”.
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