Desde los tiempos del México prehispánico, las piedras preciosas como la obsidiana o el ámbar, entre otras, han estado presentes. Por su peculiaridad nuestros antepasados las utilizaban para diferentes fines que incluyeron el tributo a las deidades, el comercio, las expresiones artísticas o en artículos ornamentales.
Hoy en día, estas bellezas continúan en el mundo de la joyería. Sin embargo, son algunas las que se han vuelto particularmente especiales en la región.De acuerdo a la guía de las Piedras Preciosas y Ornamentales publicada por el profesor Walter Schumann, en México destacan nombres como ágata, cuarzo, topacio, turquesa y por supuesto, los ópalos.
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