Son algo más que un artículo de lujo o de moda, y bien pudieran significar el futuro inmediato de la relojería personal
En un mundo donde la tecnología está más que presente en la vida diaria de millones de personas, díganlo si no el uso de tablets, smartphones y apps, por señalar sólo los ejemplos más conocidos y comunes en nuestro medio, el concepto de relojes inteligentes o smartwatchs ha venido difundiéndose en forma masiva hasta marcar una tendencia exponencial. Pero, ¿qué es exactamente lo que debemos entender por reloj inteligente?
De manera sintética, un reloj inteligente significa un instrumento ampliado cuyas funciones, además de proporcionar la hora exacta, integran muchas más, todas ellas complementarias, diversificadas y relacionadas con aquellas otras que ofrecen otros instrumentos tecnológicos distintos. No es por lo tanto casual que gigantes de la tecnología moderna como Microsoft, Apple y Google, se hayan interesado en el diseño y desarrollo de plataformas especiales para ese tipo de productos.
Largo ha sido el camino desde que los primeros modelos de relojes inteligentes ofrecían opciones para realizar funciones de traducción y cálculo, o ejecución de primitivos mini juegos, para llegar hasta la actualidad, donde los modelos más sofisticados de relojes inteligentes cuentan con sistemas operáticos de última generación y desempeñan funciones casi ilimitadas, equiparándose sin duda alguna a las que realizan los smarthphones o las computadoras portátiles. Se considera que el primer reloj inteligente fue el modelo Pulsar, lanzado en 1972, nombre convertido luego en marca y adquirido por la compañía japonesa Seiko.
La evolución de ese tipo de relojes se intensificó a partir de 1980, incorporando en ellos los adelantos tecnológicos ya aplicados en las PC’s; a la par, marcas como Casio empezaron a incursionar en ese terreno, logrando modelos de notoria competitividad e innovación; además de que otras marcas tan prestigiadas mundialmente como Motorola, Samsung y Sony, también se dieron a la tarea de desarrollar sus propios modelos.
Ahora, no resulta extraño que los nuevos modelos de relojes inteligentes sean verdaderos estuches de monerías y, dentro de sus funciones más comunes, incluyan la telefonía móvil y la localización GPS; llegando también a utilizar recursos como el auricular inalámbrico y el uso en modo manos libres. Asimismo, todos los modelos incluyen un procesador de datos, distinta capacidad de almacenamiento en memoria, así como entradas y salidas para el manejo de datos.
La pregunta clave ante semejante panorama que cualquier interesado se formula en búsqueda de una respuesta concisa, sin duda es la siguiente: ¿Cuál reloj inteligente debo adquirir? A manera de un esbozo de respuesta a lo anterior, y en forma por demás sucinta podemos señalar lo siguiente:
Existen en el mercado gran cantidad de modelos para seleccionar, entre ellos, aquel que mejor se ajuste al presupuesto y necesidades particulares de cada usuario. Es importante advertir que los relojes inteligentes todavía no pueden ser considerados como un producto definitivo en cuanto a sus funciones y aplicaciones.
Por lo tanto, la decisión de compra de un reloj inteligente, debe ser analizada con todo rigor, bajo los mismos criterios con los que se adquieren otro tipo de gadgets; es decir, en el entendido de que las características que actualmente ese tipo de relojes poseen, en un futuro mediato o a largo plazo, pueden resultar anacrónicas al ser rebasadas o sustituidas por los nuevos diseños que los desarrolladores logren. Independiente de lo que depare el futuro para los relojes inteligentes, éstos son ya un dispositivo que además de resultar de mucha utilidad, bien puede lucir a la perfección en su propia muñeca.