María Paula Amezcua: Joyas para el alma
Comunicóloga y diseñadora de profesión pero joyera de corazón. María Paula Amezcua es una joven joyera que desde pequeña encontró el gusto en las cosas simples de la vida, teniendo como principales herramientas sus manos y su imaginación.
«Desde muy pequeña me di cuenta de que trabajar con las manos era algo básico. Me acuerdo que como a los seis años vaciaba huevos, los pintaba y les ponía cosas. Siempre estaba haciendo cosas manuales. Creo que tengo algo de influencia familiar: mi mamá es escritora, mi papá era doctor, pero también era muy manual y recuerdo que tenía su cajón de joyero, su sierra y calaba conchas, maderas, etc.; mi bisabuelo fue cineasta, inventor, pintor y sí, también tenía habilidad para hacer cosas en tercera dimensión como joyas».
La comunicación y el diseño permitieron reunir los elementos básicos para llevar a otro plano la creatividad que ha desarrollado como joyera en los últimos años.
«Primero estudié comunicación en el ITESO, pero lo mío siempre fue el diseño; así que me salí y me fui a la UNIVA a diseño gráfico. Tiempo después abrieron diseño integral en mi primera casa de estudios y me cambié. Volví a empezar y terminé ahí la carrera. Fui de la primera generación. Todo esto me ha servido para todo. Para mí el diseño es esencial en lo que hago, desde tener la idea hasta llevarla a cabo por mis propios medios. Me gusta mucho la tecnología así que aprendí algo de Ilustrador y Photoshop para facilitar mi trabajo».
Tiempo después, María Paula se involucra más con el tema de la joyería y realiza estudios en San Miguel de Allende y Barcelona. «Los cursos de diseño de joyas realmente los tuve en la carrera. En San Miguel aprendí las técnicas básicas de joyería y después me fui a Barcelona donde aprendí forja y mokume; siempre encaminando mi trabajo hacia la orfebrería […]. En cuanto a técnicas la forja es con la que más trabajo. Me gustan todas las técnicas que tienen que ver con el fuego. La fundición del metal, vaciar y todo eso es un trabajo apasionante. Me gusta el collage y la mezcla […]todo aquello que me ayude a transmitir mis ideas».
María Paula es una mujer muy sensible a su entorno. Su obra está inspirada en experiencias y sentimientos que nacen de la contemplación de los elementos de la naturaleza o de la vida en todos sus semblantes. El nacimiento de su primer hijo fue un detonante importante que la animó a crear. «Comencé a tener muchas cosas que expresar y esa fue la manera más rápida de lograrlo. Con él vino un cambio radical e inimaginable».
La artista no ha dejado de lado su pasión por el diseño. Ella maneja la imagen de su marca y se involucra en el proceso de producción de cajas, empaques y demás elementos que ayudan a transmitir su espíritu en sus creaciones.
Las joyas de María Paula son muy versátiles y creativas. Utiliza materiales como la plata, el oro, las piedras preciosas y semipreciosas, plástico y materiales electrónicos. Considera que su obra es original y honesta, al preguntarle que cómo la definiría, ella nos contesta: «Una vez estábamos en una feria de joyas y mi hijo Mateo me lo dijo claramente: “tus joyas son creativas, espontáneas y naturales”. Considero que esto es realmente lo que me define. Yo siempre he dicho que mis joyas son orgánicas, me gusta que se vean las huellas […]».
Sus joyas reflejan un estado de ánimo y cada pieza tiene ese aire de sensibilidad impregnado que puede transmitir a quien las adquiere, el sentido de su creación.
«Después de pasar por un proceso muy fuerte de tristeza y enojo, es decir, diversos sentimientos, creo que en ese momento entraré a un proceso de luz y paz. Va a ser algo interactivo, con mucho movimiento […]. Toda esta paz se podrá ver reflejada en los materiales y en las formas de mi trabajo. Ahorita estoy haciendo unas pequeñas esferas que reflejan luz acompañadas de leds. Aún me falta la parte técnica pero va encaminado a la lucificación. Algo que irradie luz, que tenga movimiento y magia. De esta serie quiero sacar una colección, pero aún estoy viendo lo de la pila de los leds, aunque eso también podría estar relacionado y encaminado al sentido efímero de la vida y de las cosas mágicas y bonitas que suceden, nada es para siempre, ni nada bueno ni nada malo».
Por otro lado, la sensibilidad de esta joyera puede transformarse y reflejar pasión por lo que hace. Esto pude verse o mostrarse en la mayoría de sus colecciones y piezas, en las que destaca el color rojo, su favorito, al que considera un color vibrante y apasionado, aunque le gusta la diversificación de los colores.
Su trabajo de joyería de autor le ha permitido tener la oportunidad de estar en diversas partes del mundo. Su última exposición internacional fue a finales del año pasado en Nueva York, a la que llegó por medio de una convocatoria que recibió por Internet. Al respecto comenta lo siguiente: «me llegó esa invitación y me conmovió mucho, ya que fue una gran oportunidad de la que surgieron muchos proyectos y gratificaciones. Quedé seleccionada junto con otros diseñadores y gané. A partir de eso hicieron una selección de joyeros latinos e hicieron nuevamente esta exposición, pero ahora en Nueva York».
A nivel nacional o regional María Paula ha sido reconocida de igual manera. Claro ejemplo de esto fue el galardón Talento Minerva, del que fue acreedora por parte de la Cámara de Joyería en el Minerva Fashion 2010: «Me gusto ser acreedora a este reconocimiento porque considero que mis joyas no son tan comerciales, es por eso que me emocionó bastante que mi trabajo pudiera brincar a un sector más “fashion”, y que la gente pudiera verlas también así, no nada más en galerías, o etiquetarlas así como para gente muy original o como para gente que se pone eso. Fue un deleite ver mis joyas en las modelos y ver que también se pueden apreciar mis joyas en ese contexto y no sólo en el de joyas de autor. A partir de esto si ha habido mayor reconocimiento, lo que ahora me ha permitido tener mayor acceso a otros nichos que a lo mejor antes no tenía».
María Paula sabe que el mercado de la joyería de autor en nuestro país aun es muy restringido, a diferencia de otros países y continentes donde existe mayor apertura al respecto: «En Europa se da mucho la joyería de autor. Lo que me gustaba mucho de allá es que hay tiendas en las que pueden tener collares de oro y al lado un collar de papel, aquí se me hace difícil ver en la tienda de joyería algo tan contrastante. Realmente quisiera que hubiera esa apertura en cuanto a que te puedes poner algo que no sea brillante y que al mismo tiempo tenga valor».
Para este año vienen grandes proyectos que María Paula desea concretar en colecciones llegando a dar más solidez a su empresa y marca de joyería: «pienso seguir trabajando, también espero crecer un poco mas como empresa joyera. Aunque por el momento no me interesa que sea tan masivo, pero si tener algo más de infraestructura para poder dar ese brinco de algo más industrial, sin dejar de lo artesanal, lo manual y lo original, porque no me gustan las cosas hechas en serie. Tal vez pienso sacar colecciones un poco más grandes para poder abarcar más lugares de México. También me gustaría planear un poco más mi próxima exposición. Esas es mi idea, hay varios planes, también en el extranjero».
Las joyas de María Paula Amezcua son sin duda un claro ejemplo de sensibilidad y pasión hechas joyas. Joyas para el alma.