El siglo XIX fue histórico y tuvo extraordinarias innovaciones y experimentos. No es extraño entonces que Swarovski naciera a la par que muchos acontecimientos que conformaron el mundo contemporáneo.
La historia de Swarovski comenzó en 1895 en Wattens, Austria, cuando Daniel Swarovski inventó una máquina para cortar y pulir el cristal. Durante los siguientes 120 años, su invención no solo revolucionó la fabricación del cristal, sino que cambió el rumbo de industrias como la joyería, la moda, el arte y el diseño, entre otras. Hoy en día Swarovski es una de las marcas líderes en la industria de la moda, produciendo los cristales de más alta calidad e innovación en el mundo, influenciando e inspirando a creativos de diversas disciplinas y agregando brillo a la vida de las personas. La innovación ha estado presente en el corazón de Swarovski desde que la empresa fue fundada en 1895. Hoy, 120 años después, la casa de los cristales sigue siendo firma familiar con oficinas distribuidas alrededor del mundo, y su fábrica de producción permanece en Wattens, Austria, su pueblo original. La historia, como tantas otras en este planeta, comenzó con el agua; uno de los elementos más simples, pero fundamental. Ese elemento llevó a un empresario bohemio de 33 años, Daniel Swarovski, y a sus socios, hasta Wattens, un pequeño pueblo ubicado en un valle del Tirol austriaco y dotado con agua en abundancia; agua suficiente, uno de los beneficios de esa región, para hacer funcionar generadores, enfriar maquinaria y, eventualmente, lavar productos de una empresa. Fue allí donde Daniel produciría cristales de alta calidad que hasta el día de hoy llevan su apellido, y donde siguen siendo fabricados.
La luz fue otro factor involucrado en la magia Swarovski, factor que no se puede tocar ni guardar, pero que cautiva y atrae desde el momento en que nacemos. El corazón del fenómeno Swarovski radica en la habilidad de sus cristales para reflejar, refractar y modificar tal radiación electromagnética, logrando efectos deslumbrantes. Nada brilla como un cristal Swarovski. Pero, cómo logra Swarovski ese brillo espectral, es un secreto. ¿Será el corte? ¿La fórmula del revestimiento en los cristales? Comprensiblemente la empresa no revela su secreto y Daniel, en gran medida, seleccionó Wattens para establecerse ahí, logrando mantener resguardados los métodos de fabricación de sus cristales; alejado de competidores fabricantes de cristal con calidad inferior, ubicados en su natal B
ohemia.
El tercer ingrediente esencial fue la ciencia. Daniel había patentado una maquina eléctrica movida por energía hidráulica, la cual cortaba el cristal con exactitud y precisión sin precedentes, otorgando la habilidad de procesar y jugar con la luz de forma que pudiera competir con los diamantes más finos. Porque Daniel nunca declaró piedras preciosas a sus productos, pero sus cristales asequibles fueron un éxito inmediato, y él se convirtió en el rey del cristal. Al siglo XIX solo le restaba media década para terminar, sin embargo, las innovaciones que cambiarían la sociedad estaban por suceder. Ford experimentaba con un vehículo que llamaría Cuadriciclo Ford y Otto Lilienthal construía el planeador que inspiraría a los hermanos Wright. El mundo moderno empezaba a tomar forma.
Otro de los eventos más importantes para Swarovski tuvo lugar en Francia, cuando Auguste y Louis Lumiére filmaron Llegada del tren a la estación Ciotat, mito iniciador en la historia del cine. Y en el cine, los cristales Swarovski encontraron un hogar natural. Empezado en 1930 con El Ángel Azul, luego en películas como El mago de Oz, 1939, Alta Sociedad, 1956, y Desayuno con Diamantes, 1961, cintas donde los supervisores de vestuario se asegurarían de incluirlos. Marilyn Monroe y Jane Russell brillaron con ellos en Los Caballeros las Prefieren Rubias. Y la Monroe, tuvo también varias apariciones luciendo cristales Swarovski. Baste saber que el transparente y entallado vestido —cosido a mano sobre su cuerpo— que ella usó para cantar “Happy Birthday” a JFK en su 45 aniversario, fue hecho con 10,000 cristales. Una de las principales atracciones del Museo Salvatore Ferragamo, en Florencia, incluye un par de stilettos rojos cubiertos con cristales Swarovski que también pertenecieron a Marilyn. Recientemente, La Reina Joven ganó el Óscar en el 2010 por Diseño de Vestuario incorporando componentes Swarovski en su desarrollo. Ese mismo año, durante la ceremonia de premiación, como parte de la escenografía se develó una cortina con más de 100,000 cristales Swarovski y un peso de más de tres toneladas. Con respecto al diseño, Ferragamo no es el único que ha utilizado cristales Swarovski. En 1895 nació el diseñador vasco Cristóbal Balenciaga, uno de los primeros de una generación de superestrellas como Coco Chanel y Elsa Schiaparelli, que trabajarían de manera muy cercana a Swarovski; éste también forjó sólidas alianzas con diseñadores de la talla de Yves Saint Laurent, Giorgio Armani, Prada y, más recientemente, Alexander McQueen y Viktor&Rolf, entre muchos otros.
Los diseñadores aprecian que los cristales son versátiles, ofrecen un rango de atmósferas desde lo llamativo y extravagante hasta la elegancia más sofisticada. Una razón por la cual la compañía Swarovski ha dominado el mundo de la moda por más de un siglo, es su constante flujo de innovaciones. Ejemplo de ello es el dramático rango de color del efecto Aurora Boreal, desarrollado en la década de los 50 en colaboración con Christian Dior; así como el patentado corte Xilion, diseñado para optimizar el brillo flatbacks y los chatones.
Hoy en día, Swarovski continúa iluminando nuestras vidas. Durante los pasados 120 años, la empresa ha crecido abarcando divisiones que se dedican a hacer un sinfín de productos: figurines de cristal, iluminación de túneles, binoculares, etc. Pero en el corazón, Swarovski sigue siendo una empresa dedicada a crear placer y belleza a partir de una mezcla alquímica de cristal y luz. Se esfuerza también, como lo hizo su fundador, por interactuar responsablemente con sus trabajadores, proveedores, clientes, y el medio ambiente. Ciertamente, ha sido un largo camino desde que un hombre de Bohemia fue a Wattens con un secreto en su cabeza y la ambición en su corazón. Y el viaje aún no termina.
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