Para Federico Carlos Díaz González, director general de Broqueles Kika y ex presidente de Cámara de Joyería Jalisco, la fabricación de joyería mexicana tiene mucho potencial hacia el exterior, ¿por fortalecer?, una visión enfocada en las necesidades del país a exportar. Desde hace 28 años, Broqueles Kika mantiene una filosofía de calidad y solución al cliente, adaptándose con una mentalidad innovadora, que le permite prevalecer un legado de más de 40 años de experiencia en la industria joyera mexicana.
En entrevista para Joya Magazine, el empresario nos comparte su percepción sobre la evolución de la industria joyera mexicana, y de cómo el sector joyero en México puede fortalecer su capacidad exportadora si produce joyería inspirada en la cultura y demanda de tendencias de los países a los que se desea llegar.
¿Qué valor tiene para usted mantener una producción hecha totalmente en México?
“Yo vengo de una segunda generación, mi padre inició fabricando joyería y él nos inculcó mucho que cuando fábricas en México también das empleo, entonces para mí es lo máximo fabricar joyería hecha en México, lo llevamos tatuado porque hacemos cosas de clase mundial, pero hechas en nuestro país, y aunque entendemos que la importación también es un mercado bastante importante, pues creo que nosotros nos hemos mantenido fabricando en nuestro país”.
¿Cómo crecer en el mercado internacional con joyería fabricada en nuestro país?
“Lo primero es estudiar el mercado al que vas a ir, ya sea fuera o dentro de México; por ejemplo, en Estados Unidos hay tendencias muy distintas de cómo se usa el producto. Investigar muy bien y una vez que lo estudiaste, atenderlo y tratar de innovar o mejorar ese producto con el que vas a competir, es decir, llegar con una muy buena oferta y no irte con un mejor precio. Ahora debemos estudiar mejor el mercado y hacer las cosas con la mejor calidad, y eso te dará resultados positivos”.
Además de Estados Unidos, ¿qué otros mercados son actualmente potenciales para la industria joyera mexicana?
“Sin duda, Latinoamérica muchas veces no volteamos hacia allá y hay una demanda importantísima de nuestros productos. Creo que hay muchos países casi sin explorar y que es evidente porque los clientes vienen a buscarnos; entonces, yo creo que debemos fortalecer la presencia de nuestra joyería, estudiándolo y haciendo una producción específica para ese país, porque nos ha faltado, en el buen sentido, analizar, estudiar; por ejemplo, si queremos llegar a Brasil, tropicalizar los productos para este país. Muchas veces tenemos una visión enfocada a vender diseños mexicanos en todo el mundo y no funciona así, porque cada país tiene sus tendencias y consumo”.
“Nosotros en países como Costa Rica, Guatemala, Colombia, en lugar de tratar de venderles los diseños ya establecidos en México, les diseñamos lo que allá está siendo tendencia y pues los resultados son extraordinarios”.
Dicho lo anterior, ¿es entonces esa una buena estrategia para fortalecer la exportación y a su vez la fabricación de joyería en México?
“Claro, un ejemplo de eso es que nosotros vemos mercancía de la virgen de Guadalupe, de nuestros íconos hechos en Turquía o en Italia, ahí está exactamente a lo que me refiero. Es decir, ellos entendieron que no iban a venir a vendernos su mercancía, sino entender las preferencias de nuestro mercado para fabricar el tipo de mercancía que nos gusta a nosotros; eso es entonces lo que se debe hacer para la exploración y exportación de otros mercados. Al final tú eres el fabricante, entonces, tienes el poder de transformar y fabricar lo que te están pidiendo, y esa es creo la verdadera evolución del mercado”.
¿Cuál es la filosofía que le ha permitido crecer en la industria joyera a la firma mexicana Broqueles Kika?
“Nosotros tenemos una filosofía a raíz de que nacieron mis hijas, me di cuenta que era la primera joya que se ponía una mujer, o en este caso una bebé, y el deber ser de Broqueles Kika es hacer un producto con muchísima calidad. Nuestra prioridad es que quien se lo vaya poner no le raspe, que esté con la calidad que requiere la primera joya de una persona; en eso nos hemos basado en Kika y el resultado ha sido muy bueno”.
“Siempre escuchamos a nuestros clientes, desde hace 28 años estamos retroalimentándonos a través del acercamiento con ellos, a través de encuestas en donde nos comparten qué se está vendiendo. Los escuchamos y les resolvemos, ese ha sido nuestro camino”.
“Nosotros en países como Costa Rica, Guatemala, Colombia, en lugar de tratar de venderles los diseños ya establecidos en México, diseñamos nuestro producto con lo que allá es tendencia y los resultados son extraordinarios”.
Federico Carlos Díaz González, director general de Broqueles Kika
¿Cuáles son las oportunidades y retos que enfrenta la industria joyera para impulsar su crecimiento?
“El acercarte a esas nuevas tecnologías, a veces tenemos ya tan hechos los procesos en las fábricas que no sabemos que ya existe una máquina que puede hacer cinco procesos en uno, y con mucho mejores resultados; ese también es un reto para los fabricantes, el acercarnos más a la tecnología, a los softwares, al diseño, porque además de que es una inversión, después puedes tienes grandes resultados”.
“Si bien, en los siguiente cinco años viene un camino de inestabilidad, pienso que entre más inestable más se vende la joyería, porque la gente se refugia mucho en el gran poder del oro; el proveer ese refugio y esa estabilidad, por lo que creo que vienen buenos años, pero el reto será saber adaptarte al mercado. Volvemos al tema de tropicalizar tu joyería en dónde quieres llegar, y no hablo sólo del tema internacional, sino al interior del país; si sabes que vendes más al sur, identificar el tipo de preferencias de ese mercado para potencializarlo”.
¿De qué manera los nuevos canales han influido en la evolución del mercado?
“En definitiva el comercio digital. A partir de la pandemia para acá nos obligó a todos a ser una industria más inmediata. Creo que ese también es otro reto, la complejidad de la inmediatez. Porque antes el comprador tradicional te compraba, después iba a visitar a los clientes, les mandaba los catálogos, les mandaba fotos o correos, la maneras tradicionales en las que después de manera mucho más lenta llegaban los pedidos, y ahora con los canales digitales tú le mandas una foto de un producto, y en menos de una hora, ya hay un cliente final solicitándole al mayorista ese producto, lo que hace que tengas que acelerar los procesos; entonces, eso es la complejidad, pero también reto emocionante de cambiar la manera de pensar, de comunicarnos para evolucionar.
¿Cuáles serían estas tendencias y preferencias del consumidor actual?
“Volvió el oro con muchísima fuerza, obviamente impulsado por el aumento del precio. Siempre se lo digo a clientes y amigos, el oro cuando sube uno pensaría que el efecto va a hacer que se detenga la producción y no, el efecto es al revés, cuando sube el oro la gente trata de protegerse y el consumo aumenta. Además de eso, el color del oro, el dorado está en tendencia, puedes ver incluso joyería de plata chapeada en dorado, creo que el dorado está en tendencia fuertísimo en este momento”.
Desde su punto de vista, ¿cuáles han sido las etapas o momentos más importantes que han marcado la evolución de la industria joyera mexicana?
“Desde que inicié mi empresa, hace 28 años, sí he visto una evolución sobre todo en el diseño, en la calidad, en los materiales que se usan, en la diversificación de metales; es decir, una evolución impresionante. La oferta ha evolucionado positivamente, creo que ahora la joyería mexicana, sin duda, es un referente y compite con los mercados mundiales; prueba de ello son los pabellones de joyería mexicana que están por todo el mundo”.
¿Cuáles son estos aciertos que ha tenido la industria joyera en México?
“Creo que tecnificar una parte de los procesos de fabricación sin perder la parte artesanal, de diseño de mano de obra y tan querida por nuestros consumidores. Creo que esa combinación entre seguir haciendo muchas cosas que gustan en lo tradicional, pero con una técnica diferente o mejorada gracias a la tecnología. Sin duda, la calidad ha sido el diferenciador, el valor agregado que ha tenido la joyería mexicana. Hoy ves la evolución de una cadena que antes se fabricaba en 30 gramos y ahora en 5 gramos, y es impresio- nante ver eso. Hace 28 años era algo que no hubiéramos imaginado llegar a esos niveles, y de una manera mucho más bonita y con un mejor diseño”.
En los rubros de calidad y diseño, ¿con qué países compite actualmente nuestra industria?
“Yo creo que, sin duda, Europa. Antes era como casi un tabú el pensar que algún día Italia, España nos comprarían joyería, y ahora vemos que se exporta mucha mercancía. Se ex- porta para Asia, para otros continentes, para muchos países que jamás imaginamos que podrían comprarnos nuestros diseños. Sin duda, para mí Europa fue el referente para decir, lo logramos, y de manera constante y bien”.