Felipe Cárdenas: Belleza y simplicidad en una sola pieza
«Mi trabajo es la elaboración artesanal de piezas únicas en materiales como oro y plata», señala Felipe Cárdenas (Guadalajara, 1969), aunque también recurre a esmaltes, perlas y ópalos.
Una treintena de esculturas en plata serán exhibidas este mes en la Casa Museo López Portillo, como parte de su primera exposición: No soy artista.
«Es algo completamente nuevo (exponer en un museo), nunca lo he hecho, porque no soy escultor. Me tiene un poco nervioso ya que puede venir gente que sí sabe de escultura y puede juzgar mi trabajo con mejor y mayor conocimiento», explica el joyero y orfebre tapatío, quien se inició en el oficio a los 16 años de edad en diferentes talleres y empresas de Jalisco.
Ahora con más de 20 años de experiencia en el diseño de joyería fina, afirma: «Mi trabajo se basa más bien en la constante búsqueda y experimentación. Lo interesante y divertido de estar horas trabajando en el taller es precisamente eso, sería muy fácil encontrar una fórmula y trabajar cada pieza a partir de ella, pero no me interesa. Al final el valor y la identidad de cada pieza se devaluaría».
Entre los reconocimientos que ha obtenido se encuentra el segundo lugar en el Tahitian Peral Trophy 2007, en la categoría de Prendedor y uno más en Accesorios. En el mismo año, obtuvo una mención honorífica en el Concurso Nacional de Platería, en Taxco, Guerrero.
Sus temáticas suelen ser muy diversas: la violencia e inseguridad que se vive actualmente en las calles del país, la diversidad sexual, los festejos del Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución Mexicana y experiencias mucho más personales, como el embarazo de su esposa.
«Nunca me pongo a estudiar temas o buscar tendencias, apuesto por mi imaginación, confío en ella ampliamente. El concepto tiene que ver con lo que estoy viviendo, en la etapa en que me encuentro. La vida misma es una fuente de inspiración interminable, solamente hay que saber leer, interpretar los mensajes y darles forma».
Una identidad aparte
Orgulloso de las raíces mexicanas que alimentan constantemente su trabajo, Felipe Cárdenas busca despegarse de etiquetas nacionalistas y encuentra su propia identidad en cada pieza fundida, forjada y martillada.
«Creo que en México hay una identidad en el terreno de la joyería, hubo un tiempo en el que se hicieron piezas que incorporaban grecas y figuras prehispánicas muy características. Mi búsqueda va por otro lado, no descalifico el trabajo de colegas que han apostado por añadir ciertos elementos mexicanos, pero prefiero experimentar con mi imaginación», afirma el joyero.
Vaciado de la imaginación
Sencillez y belleza: son dos características constantes en el diseño de Felipe Cárdenas. Sus obras son elaboradas con sus manos, haciendo un vaciado de la idea directamente sobre el material.
«No boceto porque no sé dibujar muy bien. Poco a poco voy moldeando la figura e incorporando elementos, defino las texturas, el volumen y el perfil de la pieza. Es más interesante vivir así el proceso creativo, enfrentándome directamente con el material y la idea».
Señala que «atacar» al material es prácticamente una batalla. «A veces es muy complicado enfrentar el material, sobre todo al principio que sólo tengo una idea preliminar, la plata no cede y tengo que buscarle su lado débil, que en la mayoría de los casos resulta ser el más bello».
No tiene fin la joyería
Califica como un honor que alguien se enamore de sus piezas, a las que les dedica esfuerzo y corazón sin distinción. «No sé en manos de quién termine mi trabajo, para mí vale igual si es un prendedor, una brazalete, un anillo, un dije y si es para un hombre o una mujer, les deposito el mismo cariño, porque amo mi trabajo. Vivo y espero seguir viviendo de la joyería por muchos años más, porque me ha dado todo lo que soy en estos momentos».
Tiempo de oportunidades
«Desde el año pasado dejé de trabajar con oro porque está muy caro, además es casi imposible vender una pieza de dicho metal hoy en día. El dinero no circula con la misma facilidad que hace dos años y es difícil acomodar una obra en buen precio. Tampoco es para deprimirse y cerrar el negocio, mientras tengamos algunas ventas, por mínimas que sean la situación económica para todos mejorará», afirma positivo.
«Comparado con Puerto Vallarta, Monterrey, Ciudad de México o Los Cabos la capital jalisciense aún sigue siendo un mercado difícil para la joyería; sin embargo creo que poco a poco el terreno para comercializar en Guadalajara ofrece mejores condiciones».