El mercado de la plata ha cobrado nuevo protagonismo al alcanzar los $42 por onza, su nivel más alto en 14 años. Impulsado por el récord del oro y un renovado interés inversor, el metal precioso se posiciona como refugio ante un entorno económico volátil.
La Union Bank of Switzerland (UBS, por sus siglas en inglés) una sociedad suiza de servicios financieros con sede en Zúrich, en Suiza, ha elevado sus pronósticos, proyectando que la plata llegará a $44 por onza a finales de 2025 y a $47 a mediados de 2026. El banco sugiere que este repunte podría llevar al metal a máximos históricos, alentando estrategias largas o de cobertura ante posibles caídas.
A decir de economistas, lo notable es que este auge ocurre pese a la débil actividad industrial global. Factores como las tensiones geopolíticas, los déficits fiscales de Estados Unidos y la expectativa de recortes de tasas por parte de la Reserva Federal están dirigiendo capital hacia los metales preciosos, particularmente la plata, cuya alta correlación con el oro (entre 0.5 y 1.0) amplifica su atractivo.
El respaldo de los ETF (Fondo Cotizado en Bolsa) es prueba del renovado interés: más de 20 millones de onzas se han sumado solo este trimestre, acumulando cerca de 80 millones en el año. Aunque aún lejos del pico pandémico, esta tendencia refleja una confianza sostenida.
Sin embargo, la plata es notoriamente volátil, con movimientos abruptos de hasta 15% incluso en ciclos alcistas; esto antepone una elevada tolerancia al riesgo. En un contexto de relajación monetaria y recuperación cíclica, la plata podría seguir destacándose; mientras las tensiones estructurales persistan, su papel como activo refugio continuará vigente. La incertidumbre global, paradójicamente, es ahora el mejor aliado del metal blanco, destacan economistas.

