Hay diseñadores con historia. Samuel Burstein es uno de ellos. Por sus venas corre el amor por la joyería, pasión que comenzó con su abuelo en una lejana Medina Marroquí, continuó en América e incluso vio a su madre dedicar más de 45 años a su propia firma.
Además de esa tradición joyera, Samuel Burstein encontró un estilo en el gremio y emprendió su firma. Su ADN en el diseño de joyería lo define como orgánico, elegante y exótico. “Finalmente me considero un simple observador de la naturaleza y todo lo que le rodea”, explica.
Con especial interés en las gemas, el creativo hace interesantes combinaciones con la plata. “Las gemas por si solas ya poseen sus propias características físicas, químicas y órgano-lépticas y me di cuenta que el metal con el que antiguamente se montaban funcionaba de sostén y no había diseño en el metal, por lo tanto ese fue mi primer reto”.
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