Desde la Edad Media: manuscritos decorados con oro y plata
En la antigüedad, la opulencia se manifestaba de múltiples maneras. El acceso a la lectura es un ejemplo rotundo y quienes tenían en su poder un libro, podrían presumir de tener un objeto de deseo.
El valor aumentaba cuando el ejemplar estaba adornado con verdadera plata y oro, regularmente parte de las colecciones de bibliotecas o monasterios que hoy en día generan asombro.
Dichas piezas son conocidas como libros iluminados, en otras palabras, una serie de textos que presumen la más bella decoración a través de polvo de oro o bien, de plata, que se posaba con sumo cuidado en algunas de sus partes.
Las miniaturas, las figuras y por supuesto, la presencia de letras capitulares, sumadas a diversas tipografías que se realizaban al ritmo del talento y la paciencia de los monjes (en su mayoría, fueron estos personajes los que les dieron vida), son parte de estos vestigios de la literatura del ayer.
Si te preguntas el material, destaca que estos manuscritos son muy diferentes a lo que conocemos como un libro de actualidad, hecho de papel. En aquel tiempo, los textos iluminados cobraban vida a partir de materiales que incluyen el pergamino e incluso la piel de becerro.
En su mayoría, el contenido de estos libros es de carácter religioso. Quizá por ello destacan las ilustraciones y los momentos que ante la sociedad, eran consideradas como una verdadera extensión de la palabra de Dios.
Este arte, original de la Edad Media, aún continúa maravillando. El uso del oro como elemento decorativo no sólo estuvo presente en los libros, ya que la técnica conocida como pan de oro también adornó el interior de templos e incluso las fachadas más celosas de diferentes monumentos europeos.
Sí, para enamorarse.