El pueblo El Oro agotó su riqueza minera, pero aún mantiene en abundancia su legado histórico.
Aunque su actividad minera se agotó, la riqueza cultural se conserva como su más valioso tesoro. El Oro es un destino turístico con mucho encanto, un Pueblo Mágico que brilla por la historia que guardan sus calles, recintos y sus yacimientos que en su momento fueron el esplendor minero del Estado de México y las segundas minas más ricas del mundo.
A dos horas y media de la Ciudad de México y a 20 minutos de Tlalpujahua, El Oro, uno de los 125 municipios del Estado de México, está rodeado por frondosos bosques de pino y cedro, siendo uno de los santuarios más importantes para la mariposa Monarca.
Sus calles son un cúmulo de historia detenidas en el tiempo. Con su llegada, los españoles descubrieron las vetas de oro y plata de la región, explotando las minas cuya riqueza estaba sólo por debajo de las de Transvaal, en África. La comunidad prehispánica nativa de El Oro eran los Mazahuas, quienes fueron conquistados por los Mexicas y estos por los españoles.
Su actividad minera creció de manera rápida, destacando las minas La Esperanza, El Consuelo o la Provincia. Sin embargo, tras casi 200 años de extracción de oro y plata por españoles e ingleses se agotaron, por lo que en 1974 los habitantes de este pueblo crearon el Museo de la Minería de El Oro, el cual actualmente conserva 200 piezas entre planos, fotografías, maquinaria y equipos de extracción utilizados en ese tiempo.
A este teatro, se suma el Palacio Municipal también de estilo neoclásico con dos torres que reflejan la usanza inglesa de aquella época. En su entrada se encuentra el mural El Génesis Minero, pintado en 1979 por Manuel D’Rugama y el cual representa la vida en ese pueblo hace 100 años, tomando protagonismo por un lado la forma de vivir de la clase alta y por otra, la realidad que vivían en ese tiempo los mineros.
Como la gastronomía también es un factor cultural importante de los pueblos, en su oferta gastronómica tienen como protagonistas a la barbacoa y las carnitas; además del mole, rojo o verde, con carne de guajolote. La bebida típica del lugar es la Chiva, un licor especial; placeres culinarios que pueden deleitar en el Mercado Municipal.
Además, de su sorprendente infraestructura y gastronomía, su riqueza natural ha sido un factor importante para la atracción del turismo nacional e internacional.
La presa Brockman es un cuerpo de agua que tiene el Tiro Norte, una construcción de madera que fue construida para sostener las poleas que bajaban a los trabajadores a la mina, y subían los vagones cargados de mineral.
Con su encanto, El Oro, denominado Pueblo Mágico en 2011, guarda una riqueza cultural e histórica que se ha convertido en una fortuna turística para quienes lo visitan.