Durante el siglo XX, la estadounidense Wallis Simpson se convirtió en una reina sin corona, al conquistar a uno de los hombres más poderosos y admirados de la monarquía británica: el rey Eduardo VIII. Una controvertida pasión entre
la estadounidense y el heredero de la corona británica traería tras casi un año la abdicación del rey al trono en 1936.
“Me resulta imposible cumplir con mis deberes de rey como desearía sin la ayuda de la mujer que amo”. La familia real inglesa sabía del romance entre los dos y no la aprobaba dado a que era una mujer divorciada y con un pasado envuelto en el escándalo. En 1937, Wallis Simpson se casó con Eduardo de Inglaterra y se convirtió así en una duquesa. Ante su gran amor por Wallis, el duque de Windsor la llenó de lujosas joyas que hoy son parte de la icónica historia de un rey perdidamente enamorado.
- Engastadas en oro, las piedras preciosas están suspendidas por una cadena de oro.
- El Draperie fue diseñado por Cartier con un estilo de inspiración India.
- Cuenta con 29 amatistas de talla escalonada, cabujones de turquesa
y diamantes de talla brillante, de los cuales cae una gran amatista - La duquesa estrenó esta pieza en junio de 1953, en el baile de Gala a l’Orangerie en Versalles.
- La pieza actualmente puede admirarse en el Musée des Arts décoratifs de París.
- El collar se vendió en una subasta de Sotheby’s en Ginebra en 1987, un año después de la muerte de Wallis Simpson.
