Salir adelante con escenarios desconocidos por una nueva normalidad y con la posibilidad de tener resultados inciertos, ha sido uno de los mayores retos para las empresas que hoy buscan resistir y adaptarse al nuevo entorno.
Con un futuro impredecible, pero con la firme convicción de que éste depende de cómo reaccionemos y podamos incidir en la construcción de nuestra propia realidad, es que algunas empresas han podido ver la luz al final del túnel.
En el último año, Eladio Gutiérrez Sánchez, propietario de Lay Bran Joyeros y Lay Bran Joyeros Láser, es un testimonio de que una crisis puede traer oportunidades de cambio, crecimiento y desarrollo si se sabe navegar contracorriente.
Con la experiencia de años de mucho esfuerzo y empeño por sacar adelante un proyecto que inició como un sueño y que hoy es una realidad, Eladio Gutiérrez Sánchez, mejor conocido por sus amigos y clientes como “Layo”, desmintió con hechos las palabras de quienes le aconsejaban ser cauteloso y caminar con cuidado en medio de una nueva realidad.
“Me sugerían que no invirtiera, que me esperara, que guardara, pero decidí hacer lo contrario porque yo creo que en tiempos difíciles es cuando tienes que ponerte firme y apostarle en términos de inversión, porque cuando estás en un rubro como este, que no es de primera necesidad, se ve muy difícil”, compartió.
En medio de una emergencia global en materia sanitaria y económica, que convertía las circunstancias en oportunidades para muchas industrias, Layo decidió continuar lo que ya había empezado: invertir en la adquisición de maquinaria para su taller de hechura y reparación de joyería y abrir un nuevo servicio al cliente, el grabado láser.
“Ya venía el proyecto, pero a pesar de todo no lo trunqué pues pienso que en tiempos difíciles es cuando tienes que apostarle, porque si no te come el mercado”.
Adentrarse a la tecnología fue su gran apuesta, tras dos años de evaluar la posibilidad de adquirir maquinaria, esta decisión le ha permitido complementar al taller de reparación y hechura de joyería un servicio demandado por el sector.
“Pocos se animaban a entrar a la tecnología, buscando siempre la manera
de mejor mandar a otros lugares o empresas muy grandes, pero hablando de las reparaciones o hechuras especiales no había quién se animara a apostarle a la tecnología, y siempre he tratado de dar un pasito adelante para tener la mejor calidad y poder sobresalir con mi trabajo”.
En la industria joyera, Layo inició a muy temprana edad, en un sector totalmente desconocido y ajeno a su círculo social y familiar. Avanzó poco a poco. Desde abajo. Con la ilusión de poder conocer cada una de las etapas que hay detrás de esta noble industria.
Su primera oportunidad llegó a los 17 años, en un taller de joyería que en sus ratos libres le daba la oportunidad
de descubrirse más allá de sólo llevar y traer herramientas para sus compañeros. Aprender a soldar y estar más tiempo en mesa experimentando distintas técnicas de la joyería conquistó la curiosidad de un niño que terminó por enamorarse de uno de los oficios artesanales más antiguos del mundo.
Tras experimentar dentro del taller, más tarde le darían la oportunidad de adentrarse al entorno comercial, como auxiliar de ventas de joyería: “Con la experiencia que había tomado en la mesa, en lo que es la fabricación de joyería, tuve la oportunidad de crecer más porque a la hora de yo hacer ventas pues ya tenía el conocimiento de saber lo que estaba 41 vendiendo”.
Con el paso del tiempo, su experiencia y las relaciones creadas dentro del sector le fueron sumando nuevas habilidades para seguir enriqueciendo el binomio que sería el factor motivacional para poder iniciar su propio taller: “Por un lado, un poco conocimiento de mesa, y por otro, un poco conocimiento de ventas, además de la gente relacionada con el medio; entonces, fue así como me dieron la oportunidad de iniciar con mi propio taller entre 2002 y 2003, el cual para mí fue un sueño en el que tuve que desprenderme de todo para poder iniciar en este proyecto”.
Lograr superarse para salir adelante en una industria y un entorno social que llama a ser cada vez más competitivos
e innovadores, ha sido la motivación principal de Layo, un hombre padre de familia que hoy está al frente de dos negocios que, para las personas que en ellos trabajan, representa la oportunidad de desarrollarse y continuar creciendo en un oficio que, como a él, le dio la oportunidad de desafiarse para alcanzar el éxito.