Encontrado en 1905 en la mina Premier, cerca de Pretoria, en Sudáfrica. El Cullinan es el diamante más grande jamás descubierto tiene 3,106.75 quilates. Su tamaño, pureza y destino siguen sorprendiendo a gemólogos, coleccionistas y amantes del lujo desde hace más de un siglo tras su descubrimiento. El diamante fue fragmentado en nueve trozos grandes entre las que destacan Cullinan I y Cullinan II, este último incrustado en la Corona Imperial Británica.
El 26 de enero de 1905, en la mina Premier, cerca de Pretoria, Sudáfrica, el supervisor Frederick Wells notó un destello en la pared de roca. Lo que extrajo fue un diamante en bruto con una claridad excepcional; fue entonces nombrado Cullinan en honor a Thomas Cullinan, el propietario de la mina.
Más que una piedra preciosa, el Cullinan representaba un símbolo político y cultural. En 1907, fue obsequiado al rey Eduardo VII del Reino Unido por el gobierno de Transvaal como gesto de reconciliación tras la Guerra de los Bóeres. El rey lo envió a Ámsterdam, donde el gemólogo Joseph Asscher dedicó meses a estudiar su estructura interna antes de dar el primer golpe, un momento tan tenso que se cuenta que se desmayó tras el corte.
De este proceso resultaron 9 diamantes principales y alrededor de 96 piedras más pequeñas, todas igualmente valiosas. Las dos piezas más famosas, el Cullinan I (también conocido como La Gran Estrella de África, de 530.2 quilates) y el Cullinan II (317.4 quilates), fueron engarzadas en los emblemas reales británicos: el primero en el cetro del soberano, y el segundo en la corona imperial del Estado, que aún hoy puede verse en exhibición en la Torre de Londres.
De acuerdo con gemólogos, esta piedra monumental redefinió lo que era posible en la minería, la talla y la valoración de gemas. Hasta hoy, no se ha encontrado otra piedra que iguale su tamaño en bruto y, mucho menos, su nivel de pureza. Su historia marcó un antes y un después en el comercio de diamantes, la diplomacia colonial y la orfebrería de alto nivel.
El diamante Cullinan I y el Cullinan II forman parte de las famosas joyas de la corona, custodiadas en la Torre de Londres: el primero se encuentra engarzado en el cetro del soberano y el segundo en la corona imperial del Estado. Otras fueron adquiridas para confeccionar joyas de la reina María de Teck (abuela de Isabel II) como las que se colocaron en la corona que usó Camilla en su coronación en 2023, mientras que algunas entraron en el joyero real en la era eduardiana.

