Sus callejones empedrados y casas en diferentes tonos de azul, han hecho de la ciudad marroquí Chaouen uno de los símbolos turísticos más importantes de Marruecos. Rodeada por los montes Tisouka y Megou, de la Cordillera del Rif, que la cubren como si fueran dos cuernos; de ahí su nombre, que en bereber significa “mira los cuernos”, es un pequeño pueblo con una población de aproximadamente de 40 mil habitantes.
Considerada durante muchos siglos como una ciudad santa por las montañas que la rodean y por la cual no permitían el ingreso a extran- jeros, Chaouen fue fundada en el año 1741 por Moulay Ali Ben Rachid, refugiados musulmanes de España, y razón por la cual el idioma de la ciudad es tanto el árabe como el español.
Gracias a su arquitectura de diseño popular medite- rráneo, la ciudad azul de Marruecos ha sido inspira- ción del arte para artistas como Henri Matisse, Eugé- ne Delacroix y María Fortuny, quienes llevaron a sus obras la belleza de este destino azulado.
Desde las paredes hasta las puertas tienen este color azul brillante que deja ver la belleza de las plantas en macetas de distintos colores, dándole un contraste único. En el centro de Chaouen se encuentran artesanos y artistas: pintores, ceramistas, escultores, quienes muestran su trabajo a turistas de todo el mundo.
Los habitantes de Chaouen pintan las paredes y los suelos de las casas varias veces al año, coincidiendo con los cambios de estación y las celebraciones anuales. ¿Por qué azul?, se atribuye a varias teorías, una de ellas es porque se cree que la gran cantidad de tonalidades de azul espanta a los mosquitos, mientras que la otra lo atribuye a que fueron colores elegidos como símbolo de libertad en relación al cielo por los judíos; lo que sí es un hecho es que su turismo se ha centrado en la belleza de las largas calles azules.
Sus distintos callejones como el Asri, Dar Sababa y Sidi Bouchouka, este último da a la Gran Mezquita construida en el siglo XV y cuya cúpula es hexagonal, se han convertido por sus escaleras azules, puertas pintorescas y tiendas de artesanías, en uno de los lu- gares más fotografiados por sus visitantes.
En el centro de la ciudad, en la plaza Uta el-Hamman, se encuentra la mayoría de restaurantes, comercios que ofrecen artesanías y dulces típicos, y las mezquitas Kebi y la Gran Mezquita Al Masjid El Aadam, antes mencionada, y en cuyo interior alberga un pequeño museo etnográfico.
Otro atractivo turístico para quien visita Chaouen es el Parque Nacional de Talassemtane, una extensa área verde que encanta por su belleza natural que durante invierno se corona de nieve, un parque que ofrece a sus visitantes actividades de trekkings y la oportunidad de recorrerlo en bicicleta. De igual forma, dentro del parque se encuentran las cascadas de Akchour, donde también los turistas pue- den tomar un baño en las aguas cristalinas, así como en las del manantial Ras Ma, que brota en forma de cascada de la ladera de la montaña con agua fría y cristalina.
Con una puerta azul en medio de la nada que da la bienvenida a quienes quieren descubrir la belleza azul de la joya turística más pintoresca de Marruecos, Chaouen, tam- bién conocido como Chef Chaouen, Chaouen, o Xauen, Chechauen Chichauen, es un destino que en cada rincón mantiene vivas su esencia mediterránea.
Para llegar a él, Chaouen está conectado con vuelos directos desde Madrid, Barcelona, Málaga y Palma de Mallorca.