La mina de Santa Rita

por adminjoyam

Fue una de las minas más importantes del norte de México durante el periodo colonial y por muchos años produjo oro, plata, plomo y zinc; hoy es un atractivo punto turístico en el pueblo mágico La Ojuela, en el municipio de Maipí, en Durango.

Adentrarse a la historia y belleza natural que rodea a la Mina Santa Rita es conectar con una parte esencial de la historia industrial y colonial de México. Ubicada cerca del pueblo mágico de Ojuela, en el municipio de Maipí, en Durango, la mina es uno de los destinos turísticos en el norte de México.

Fundada en el siglo XVI, esta antigua mina fue explotada por sus abundantes recursos minerales, especialmente oro, plata, plomo y zinc. Gracias a su producción, fue uno de los pilares económicos de la región durante varios siglos. Hoy, aunque ya no está en operación, conserva gran parte de su infraestructura original, lo que la convierte en una joya del patrimonio mexicano, y en un atractivo sitio turístico gracias a sus recorridos por túneles subterráneos, su famoso puente colgante de madera y acero, y su impresionante riqueza geológica. Además, los visitantes pueden disfrutar de actividades de aventura como tirolesa, rappel y senderismo.

Pero, ¿qué esconde este tesoro?, en definitiva, su riqueza geológica. La mina Santa Rita en el pueblo mágico La Ojuela es reconocida mundialmente entre los coleccionistas de minerales, ya que aquí se han encontrado formaciones únicas como la adamita, la limonita y otros cristales raros; estos minerales, además de ser impresionantes, son objeto de estudio y admiración por expertos de todo el mundo.

Visitar la mina más que una atracción turística, es un viaje al pasado, una lección de historia viva y una aventura en contacto directo con la naturaleza y la memoria de quienes trabajaron bajo tierra. La mina no solo ofrece una experiencia única, sino que también permite conocer una parte esencial de la historia minera del país. Visitarla es adentrarse en el pasado, rodeado de misterio, naturaleza y cultura.

Uno de los principales atractivos es el Puente de Ojuela, un puente colgante de madera y acero construido en 1898 por los ingenieros que trabajaron con Eiffel, quien construyó la Torre Eiffel, en París. Por su longitud (con 318 metros de largo por dos de ancho y se levanta sobre una hondura de 110 metros) y su tipo, el Puente de Ojuela resultó en su momento el segundo puente más importante en el mundo, después del de Brooklyn, actualmente en el mundo es uno de los pocos de su tipo que aún se conservan y aún puede cruzarse caminando.

De acuerdo con historiadores, en 1893 la compañía minera Peñoles tomó el control de la mina y comenzó una explotación sistemática que la convirtió en la más fructífera de todo el país. Pero en 1928, una explosión de dinamita abrió paso a los ríos subterráneos que inundaron de un momento para otro más de la mitad del yacimiento.

En 2010, la UNESCO lo declaró Patrimonio Cultural de la Humanidad. Además, fue agregado al “Camino Real de Tierra Adentro”, debido a su historia y diseño arquitectónico.

Los visitantes pueden adentrarse en los túneles de la mina, iluminados únicamente por linternas, para conocer el proceso de extracción de minerales. A la entrada de la mina, se encuentran tres tirolesas que cruzan el cañón cercano, ofreciendo vistas panorámicas espectaculares a más de 100 metros de altura. Las tirolesas tienen longitudes de 300 y 450 metros, brindando una experiencia emocionante para los amantes de la adrenalina; o bien conocer el museo de la Mina, recientemente rehabilitado y el cual ofrece una visión detallada de la historia minera de la región, con exhibiciones que incluyen fotografías, herramientas antiguas y una réplica de la mula momificada encontrada en los túneles.

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