La piedra nacional de Perú destaca por sus colores azul y rosa, pero sobre todo por ser una piedra que se forma a través de un proceso geológico único; a diferencia de muchos otros ópalos en el mundo, el ópalo peruano se crea por la gran cantidad de gel de sílice dentro de sedimentos de rocas.
Su apariencia suave y color vibrante se debe a las condiciones únicas bajo las cuales se forma el ópalo peruano, a través de una compleja interacción de actividad volcánica, procesos hidrotermales y la deposición de fluidos ricos en sílice; haciendo de ella una piedra de alto valor para el país sudamericano. En la época de los Incas fue incluso más apreciada que el oro y se utilizaba como símbolo de rejuvenecimiento.
Las condiciones geológicas únicas de la Cordillera de los Andes proporcionan el ambiente ideal para la formación de esta piedra preciosa que, a diferencia de otros ópalos en el mundo que se caracterizan por tener un juego de colores, el ópalo andino exhibe una sutil opalescencia causada por la dispersión de la luz dentro de la piedra.
Entre las principales regiones donde se encuentran los ópalos andinos se encuentran la región Huánuco, en el centro de Perú, la cual es conocida por producir ópalos peruanos azules y azul verdosos de alta calidad. En Ica, una región ubicada a lo largo de la costa sur del Perú, los ópalos son desde tonalidad azul pálido y verde hasta rosa y púrpura vibrantes. En San Patricio sus ópalos son color rosa y naranja rosado; mientras que en Queropalca y la Mina Otuzco se producen una variedad de ópalos azules, verdes y rosados.
El ópalo peruano es una piedra bastante cotizada en China, India y Tailandia, al ser una piedra preciosa versátil y visualmente atractiva para una amplia gama de propósitos decorativos, ornamentales y espirituales.