Por: Thelma Gust Ramos
El diseño de joyería llegó a la vida de la empresaria Carolina Castelán en medio de una catarsis de emociones, demostrándole que el amor de una madre hacia un hijo puede crear cosas maravillosas aún y en los tiempos más complejos. Recién llegada de Dubái, país en el que presentó sus colecciones en una exposición de joyería el marco del evento Cocineros por el Mundo, la diseñadora comparte para Joya Magazine cómo fue que encontró en la joyería un lienzo de inspiración para mantener vivo el amor eterno de una madre hacia un hijo.
Hace doce años, Carolina Castelán vivió uno de los momentos más difíciles que puede experimentar una madre. En medio del dolor y la confusión por la pérdida de uno de sus dos hijos, la diseñadora originaria de Torreón, Coahuila, comparte que en el diseño de joyería encontró el salvavidas que no sólo la sacaría a flote, sino que la llevaría a encontrar un nuevo puerto en su vida.
“Inicio estudiando en el Tec de Monterrey, en la parte de joyería. Mi hijo muere en mayo del 2012 en un accidente automovilístico; él tenía 20 años y para mí fue muy doloroso, un proceso muy difícil en el que yo sentía que me iba a morir, en conclusión, yo sentía que estaba en medio del mar y que me iba a ahogar. Sin embargo, la parte creativa fue para mí como esa tablita donde me sostuve y salí a respirar, en ese mar inmenso donde yo sentía que me ahogaba”.
Con una fe ferviente hacia Dios, a quien le pidió sostenerla para encontrar el camino que tenía su vida y así seguir cumpliendo su misión, Carolina Castelán diseñó su primera pieza de joyería, un broche con la figura de un ángel que la hacía sentir cercana a su hijo.
“Yo hice ese ángel para mí. Lo elaboré mientras atravesaba ese momento tan difícil. Fue como el proceso de aceptación de duelo y aceptación de mi hijo”.
Hoy, ese broche que la llevó a dar su primer paso como diseñadora, está en una exposición dentro de un museo en Madrid, y el cual la ha llevado a participar en un panel para hablar sobre la historia y valor que hay detrás de la pieza.
En este año, la firma Caro Castelán cumple 10 años de contar historias, de traducir el dolor en esperanza, pero sobre todo de mostrar el gran valor y poder de la resiliencia.
“Cuando me invitan de Madrid a hablar de la pieza del ángel, entendí en ese momento que esa era mi misión, que a través de mis piezas podía hablarle a la gente y decirle que ser resiliente cuesta trabajo, pero que si tú te aferras, te sueltas, fluyes a lo que tú creas, a Dios, al Universo, a lo que tú creas, esa energía no te va a soltar y va a estar contigo siempre y te va a acompañar.
Con una nueva misión, pero también con otra visión de la vida, Carolina Castelán hoy tiene una marca sólida y exitosa, pero sobre todo auténtica y creativa, en la que en cada logro ve reflejada la presencia de su hijo.
“Yo creo que lo que me distingue es ser auténtica. Hay quien dice que sus piezas son únicas, y para mí no es que sea único, sino algo que yo hago con mucha pasión desde el fondo de mi corazón y contar sobre el proceso de la pieza así, desde el fondo de mi corazón, para mí es lo más importante y tiene más valor”.
Diseñadora participante de la última edición de Escaparate: Cosmos de Joyería, así como galardonada por Cámara de Joyería Jalisco en la última edición de Joyas del Diseño, Carolina Castelán se ha formado en programas como Joya Emprende, el cual le dio la oportunidad de fortalecer los cimientos de su marca al ser parte del Diplomado en Creación, Desarrollo Y Dirección De Empresas De Joyería, así como la oportunidad de participar en dos ocasiones dentro del Pabellón de Joya Emprende, y recientemente en el Pabellón de Diseño durante Expo JOYA.
Hoy, con una futuro prometedor y proyección a nivel nacional e internacional siendo una de las firmas mexicanas de diseño que ha crecido con mayor fuerza en los últimos años, Caro Castelán es una muestra de que el amor maternal puede crear piezas con un brillo especial.