Durante siglos, la amatista ha sido uno de los minerales más apreciados en la joyería. La monarquía aristocracia e incluso el clero dieron un valor importante a la belleza de esta piedra de color púrpura intenso, cuyas propiedades las relacionaban con la sabiduría y la feminidad.
Algunas culturas antiguas consideraban que el cuarzo amatista era una piedra preciosa, llegándola a representar como una piedra capaz de prevenir la intoxicación por alcohol, según los griegos. Los soldados medievales también usaban amatistas cuando se preparaban para una batalla, porque creían que aumentaría su concentración y los protegería.
Proveniente del griego amethystos, la amatista es un cuarzo formado por óxido de silicio que habitualmente tienen la forma de un cristal hexagonal. Los yacimientos de amatistas se encuentran en diferentes partes del mundo como Brasil, Uruguay, Estados Unidos o Argentina entre otros.
La amatista también también es considerado un cuarzo útil para mejorar la concentración, la comprensión y abrir la intuición. También se ha asociado a la disminución del estrés y sentimientos como ira. Este cuarzo suele colocarse en espacios como el dormitorio, la sala, un estudio o la biblioteca.
Con un alto valor estético, la amatista en la joyería ha tomado protagonismo por sus tonalidades de morado e incluso en otros colores como el naranja, el rojo o el verde; colores que se dan a causa de la temperatura. Con 300º C, la amatista morada cambia a amarilla o anaranjada y pasa a ser llamada cuarzo citrino; también hay una variedad de la amatista que es de color verde, llamada prasiolita.
Gracias a su color altamente combinable, la amatista morada en la joyería permite crear look estéticos y versátiles, sobre todo si se combina con tonos grises o amarillos.