Rusia cuenta con uno de los museos privados de joyería más especiales del mundo. Te decimos la razón
Uno de los joyeros rusos más afamados, quizá el de mayor impacto mundial, fue Peter Carl Fabergè (1846-1920). Enamorado de los metales y las piedras preciosas, este orfebre trazó una sólida trayectoria que incluyó la generación de decenas de huevos de pascua, verdaderos objetos de deseo.
Su fama despegó al trabajar para la familia real de Rusia. Sus peculiares huevos incluyen oro, diamantes, rubíes, marfil y demás bellezas que representan buena parte de la cultura de dicho país y la representación de la opulencia que vivieron los últimos zares rusos.
Parte de su historia y el universo en general de la casa Fabergè, así como de otras piezas de joyería históricas y con relación a cortes reales de Europa, se encuentran en el muso del mismo nombre. Fundado en 2003, éste se localiza en el centro de San Petersburgo.
El espacio es visitado por miles de personas cada año que desean ver de cerca estos tesoros que durante décadas fueron buscados en todo el mundo. Además, otro de los motivos para visitar el Museo Fabergè es justo para adentrarse al Palacio Shuvalov, pues justo se encuentra en su interior.
Este palacio luce con preciosas cortinas, alfombras y muros blancos con detalles históricos de dicho país.
El responsable
Detrás del Museo Fabergè, el ímpetu de Víctor Vekselberg se hace presente. Este magnate ruso, considerado el más rico de su país, ha demostrado interés por el arte y a lo largo del tiempo ha tomado decisiones en torno a ello. Sí, es el fundador y dueño del museo.